viernes, 28 de septiembre de 2012

El camino del corazón


El corazón no entiende de razones, no entiende de edades, compromisos, ni de lo que está bien ni de lo que está mal, el corazón sólo entiende de amar, y el amar no tiene razón.
Es como un niño pequeño que juega con una pelota, que la lanza y la lanza y a veces da en la pared y se escapa hacia un precipicio y la pierde, y otras veces rebota y vuelve a sus manos, y sigue jugando con ella, como si nada hubiese pasado.

El corazón es limpio, ignorante, y no pregunta si puede o no puede, el a solo, a su ritmo, tic, tac, tic, tac, como un reloj, ese que te va indicando las horas, pase lo que pase, aunque tú quieras parar el mundo, sigue dando las horas, sigue contando cada segundo.

¿Y quién te dice que haya motivos para no poder enamorarse?, ¿quién te dice que hay razones para no sentir, vivir o disfrutar cada momento?

Tu mente va por un camino, y tu corazón sigue otro muy diferente, nunca podrás unirlos, y piensa que ese es el verdadero sentido de la vida.

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